viernes, 9 de febrero de 2007

Jesse Davis Quartet. Paraninfo de la Universidad de Málaga. 9.2.2007



JESSE DAVIS QUARTET
"Un león bien arropado"

La segunda actuación del XIV Ciclo Joven de Jazz de la Universidad de Málaga corrió a cargo del saxofonista Jesse Davis , uno de los ‘jóvenes leones’ del jazz de Nueva Orleáns, y de tres músicos del panorama nacional que, en ningún momento, se quedaron a la sombra: Joan Monne al piano, Ignasi González al contrabajo y Esteve Pi a la batería.

Juntos forman la Jesse Davis Quartet, que adornaron anoche el Paraninfo de la Universidad con una extraordinaria muestra de auténtico jazz sureño de la cosecha de Nueva Orleáns, saboreado a lo largo de dos horas por algo más de doscientas personas. El repertorio se abrió con un blues que provocó los primeros aplausos de admiración ante la destreza mostrada por la primera intervención de Jesse Davis al saxo alto, y continuó con una rítmica bossa que dio paso a una balada , pieza que contuvo un exquisito solo al saxofón en el tramo final.

El cuarteto se inserta dentro de lo que se suele denominar estilo bebop, corriente musical norteamericana de mediados de los cincuenta donde pequeños grupos de jazz, en oposición a las Big Bands, tienden a equiparar a nivel musical a trompetistas y pianistas, que tocan en los solos. La Jesse Davis Quartet, enfatizó en la interpretación de varios ritmos a la vez, pasando de lo frenético a lo relajado, de lo suave a lo rítmico. A lo largo de la noche y como buen beeboper, Jesse fue delegando en sus compañeros las interpretaciones propias de cada uno de los temas, después de que él diese la entrada. El saxofonista norteamericano se retiraba en cada tema durante unos minutos, ocultándose tras los altavoces, saliendo y entrando del escenario, dejando a su merced al trío español que se iba turnando educadamente en las improvisaciones. Otras veces, el 'león' se limitaba simplemente a observar desde el lateral derecho del podio, restándose protagonismo con suma elegancia, tanto que incluso se atrevió a añadir en un inglés grave y pausado: “Quiero que veáis lo que estos chicos son capaces de hacer sin mí” en una de las ocasiones. Y vaya si lo demostraron.

Esteve Pi arrancó uno de las ovaciones más grandes de la noche al enfrentarse a un increíble solo de batería en un swing, después de haber abierto el tema anterior con una improvisación que se mezcló con los silbidos de admiración.
Una versión de un tema del mítico Miles Davis terminó de trasladarnos definitivamente a los pequeños locales de jazz que existían en los Estados Unidos de mediados de siglo, que continuó en un tema de Pollonious Monk en el tramo final y alcanzó su cúspide en un fast interpretado durante los bises.

“Espero que hayan disfrutado tanto escuchándonos como nosotros tocando para ustedes”, dijo al despedirse un Jesse Davis agradecido y satisfecho, arropado por el resto de miembros del cuarteto. La respuesta fue un Paraninfo puesto en pie, en el que sonaron los aplausos durante varios minutos. Porque nunca antes un joven león se había visto tan bien arropado por una piel de toro como anoche. Tanto fuera como dentro del escenario.

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